Hace unos años la vida de nuestros antepasados era tan diferente a la actual, se vivía de una forma más humilde, sus casas eran de madera, piso de tierra y estructuras muy acogedoras. No podía faltar alguna imagen de un santo que para ellos representaba su fe y fervor.
La gente de esta época eran personas amables con un sentido por la vida tan integro, no les importaba el dinero como su único medio para vivir, se preocupan por aspectos más importantes, para ellos el trabajar en sus pequeñas fincas, ordeñar las vacas desde buena mañana eran sus labores cotidianas.
Sin dudar la vida en el campo es incomparable, es una vida tan tranquila rodeada de una naturaleza, donde se respira aire fresco, el ruido no es problema, la gente es menos superficial que la actual, sin duda no hay comparación. En cambio hoy se vive de una manera más acelerada, las horas y minutos no alcanzan para salir con todo a tiempo.
Por lo tanto debemos hacer conciencia de nuestro modo de vida actual y hasta donde queremos llegar con el mundo de hoy.
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